Sr. Presidente,
delegados y queridos amigos del movimiento
para discapacitados.
Es un honor
unirme a Vds. en esta magnífica ocasión
en una de las más grandes e históricas ciudades
de las Américas. Nuestra reunión conmemora
su capacidad para trabajar conjuntamente
en pro de los intereses de los discapacitados
del mundo.
Felicitaciones
por los éxitos logrados hasta la fecha,
pero seamos conscientes de que el trabajo
no está terminado todavía. Las tareas que
nos aguardan requieren inventiva, perseverancia
y entrega.
La Internacional
de Personas Discapacitadas es una organización
única en su género que cuenta con más de 100 países miembros. Tal y como lo señala Irene
Feika, amiga y defensora de la causa: "Fue
concebida en Canadá, nació en Singapur y
vive alrededor del mundo". Este Quinto Congreso
Mundial es su testamento de viabilidad;
confirma su mandato como "Una voz de los
nuestros" - un verdadero principio democrático
que debemos conservar y proteger.
Aplaudo la
iniciativa de los organizadores de esta
reunión de seguir manteniendo en el primer
plano mundial los asuntos relativos a la
discapacidad. Merecen un tributo especial
por su trabajo innovador de difusión de
la opinión del consumidor en pro del adelanto
de los principios de igualdad, accesibilidad,
plena participación e integración.
Si bien durante
esta velada, mi marco de referencia será
Canadá, espero que mis observaciones, a
pesar de las diferencias geográficas, étnicas,
culturales o económicas, estén relacionadas
con la familia humana.
Del
paternalismo al trabajo conjunto
Desde que
se celebró el Año Internacional de las Personas
Discapacitadas de las Naciones Unidas, personas de muchos sectores sociales han logrado notables
progresos en todos los sectores relacionados
con la discapacidad. Las iniciativas generalizadas
sobre investigación, prevención, rehabilitación
y acción comunitaria han dado un nuevo sentido
a nuestros conceptos de igualdad y vida
digna para discapacitados. Muchos de Vds.
han demostrado imparcialidad, entrega y
creatividad en sus esfuerzos para que todos
los aspectos de la vida comunitaria fuesen
más igualitarios; cada éxito sirvió de acicate
a otros para aceptar el reto.
Los discapacitados,
sus redes de defensores, los dirigentes
del sector privado, los sindicatos, los
gobiernos y sus funcionarios continúan trabajando
juntos por todo el mundo en los temas de
discapacidad. Han sustituído el partenalismo
por una relación realmente asociativa.
Han sido
proactivos en disipar los mitos asociados
con la discapacidad y en abordar asuntos
recurrentes y emergentes conexos. Como reza
el antiguo refrán, sólo hay tres tipos de
gente en el mundo:
- los que
provocan los acontecimientos;
- y los
que se preguntan qué ha sucedido.
Joshua Malinga,
defensor africano de la I.P.D., amonestó
a una reunión de políticos en Montreal,
Canadá en 1992, diciendo: "Nada sobre nosotros
sin nosotros". Simple, preciso y directo...
y que incita a actuar. Muchos discapacitados
han colaborado para que los objetivos del
Programa Mundial de Acción de las Naciones
Unidas y, más recientemente su normativa
sobre la igualdad de oportunidades cobrasen
vida. Esto ha sido especialmente verdad
en Canadá.
Sociedades
Autosostenidas
Tal como
declaró previamente este año nuestro Primer
Ministro, el Sr. Jean Chrétien: "Somos un
país rico en recusos naturales y humanos. Creemos que no podemos
permitirnos excluir a los canadienses discapacitados
de nuestro desarrollo social y económico.
Les engañaríamos y, no menos importante,
defraudaríamos nuestra sociedad de su futura
prosperidad económica y de su calidad de
vida."
Esta lección
no debería escapársele a ningún líder político
que desee establecer una sociedad autosostenible.
El miedo a las organizaciones
locales inicia una fórmula que conduce al
fracaso. Alentar las organizaciones comunitarias
significa construir la democracia en términos
irreconciliables de igualdad.
Debido a
la globalización y a la tecnología, actualmente
vivimos en un mundo en el que todos somos
vecinos. En todos los hemisferios emergen
nuevas democracias. Todos somos más conscientes
de las catástrofes y privaciones que, a
la postre, nos devalúan individualmente
como miembros de la familia humana. Para
construir democracias necesitamos organizaciones
de consumidores.
Amartya
Sen
Tengo en
mente al Dr. Amartya Sen, famoso economista
recientemente galardonado con el premio
Nobel.
En sus estudios
sobre las necesidades de los más marginados
en cualquier sociedad, Sen concluye: "Si
un determinado grupo social está muy marginado,
su mejor esperanza de que se le haga caso
radica en la acción y movilización políticas
posibles en un sistema democrático". Los
grupos de interés público y los partidos
políticos deben mostrar de modo más concreto
las consecuencias de la injusticia y de
la desigualdad para que sean entendidas.
Deben trabajar juntos para lograr "igualdad
para todos" ... verdadero baremo de una
sociedad humanitaria.
En cualquier
democracia, el progreso hacia la igualdad
real debería ser una experiencia liberadora.
Para los canadienses ha sido un asunto de
comprensión del tema y de su alcance social
más que una cuestión de dinero. El objetivo
es brindar oportunidades justas e iguales
a todos los ciudadanos a fin de que puedan
sentirse realizados. Debemos luchar por
este objetivo con energía y determinación.
En la misma
tónica, digámoslo ahora mismo, sin ambages:
la discapacidad no es sólo un asunto de
salud, concierne también a la plenitud de
derechos y responsabilidades individuales.
¿Qué derechos
cívicos garantiza y protege una sociedad
democrática a cada uno de sus ciudadanos
y, cómo se vive esto en la práctica? Aunque
todos aceptamos la supremacía de la ley,
debemos ser diligentes para asegurar que
nuestras leyes fomenten libertades genuinas.
Por ejemplo, la Carta Canadiense de Derechos
y Libertades combina el derecho a la igualdad
de protección y beneficios bajo la ley con
una cláusula, entre otras cosas, que prohíbe
la discriminación por discapacidad mental
o física.
Igualdad
de acceso a los servicios
Todos sabemos
que a pesar de la importancia de los derechos
constitucionales, si deben tener algún sentido
en la vida de las personas, las acciones
concretas son fundamentales. Tales derechos
deberían concretarse en forma de igualdad
de acceso al transporte, al alojamiento,
a la educación, al empleo, a las comunicaciones
y al recreo.
De sobras
sabemos que cualquier sociedad cuyas actividades
se centran en la producción y el consumo,
la autonomía económica es una clave para
alcanzar el poder real. Esto vale tanto
para el discapacitado como para cualquier
otro ciudadano. Consecuentemente, el empleo
y la autonomía financiera se perfilan como
factores significativos en el desarrollo
de la estima e identidad personales. Hoy
en día, más y más discapacitados ocupan
puestos valiosos en las plantillas empresariales
y con ello las expectativas de que así sea
aumentan. El proceso de participación en
el mercado debe ser respaldado por sistemas,
actitudes e iniciativas que respeten la
capacidad única de cada ciudadano para cumplir
las responsabilidades que comporta ser miembro
de una comunidad.
Repercusiones
de la tecnología
Hoy día las
innovaciones tecnológicas abren un horizonte
todavía más prometedor en la búsqueda de
la igualdad.
Internet
aparece cada día más como el medio ideal
mediante el cual las personas y organizaciones
con metas comunes pueden confluir para adelantar
sus objetivos. En el área del empleo general
para discapacitados, la Investigación sobre
Discapacidad Aplicada Global y la Red de
Información sobre Empleo y Capacitación
es muy alentadora. Mejor conocida como Gladnet
y originalmente inspirada por la OIT, esta
ONG ha demostrado nuevas vías mediante las
cuales la comunidad global de discapacitados
puede confluir en línea.
Más que nunca,
los adelantos científicos y tecnológicos
facilitan los programas integrados de formación,
haciendo así más real el "aprendizaje permanente"
para discapacitados. Se han mejorado los
entornos sociales y físicos para acomodar
todo tipo de discapacidades; la industria
de la rehabilitación se enorgullece de las
innovaciones protésicas generadas por ordenador
y de las tecnologías de comunicación adaptables.
Si en su
democracia estos avances tecnológicos no
forman parte de su experiencia personal,
entonces la tarea no está terminada todavía
.... y todos tenemos un papel clave que
desempeñar. Permítanme ofrecerles una ilustración
del proceso.
Minas
terrestres
Es de dominio
común que las luchas intestinas son uno
de los principales factores a escala mundial
del aumento de discapacitados. Recientemente,
Canadá ha sido elogiado internacionalmente
por su iniciativa para prohibir mundialmente
las minas antipersonal. En nuestro país,
el movimiento de los discapacitados fue
instrumental para atraer la atención de
jefes de gobierno y activistas sociales
sobre este asunto de guerra convencional.
Subsecuentemente, ciudadanos discapacitados
ayudaron a definir una política factible
que respetase los valores de igualdad y
de paz, puestos de relieve por el Programa
Mundial de Acción. Hoy día, 133 países han
firmado la Convención de Ottawa cuya meta
es prohibir y destruir las minas antipersonal.
Esta convención entrará en vigor más deprisa
que cualquier otra convención de desarme
jamás negociada. Hay que dar crédito a la
determinación de todo tipo de personas,
a sus gobiernos y a las organizaciones de
la sociedad civil que han encarado la crisis
humanitaria causada por las minas antipersonal.
Aquí, debemos reconocer el liderazgo y dedicación
de nuestro país anfitrión - México - para
que esta iniciativa de paz se realice.
Personas
como nosotros
Los discapacitados
no son héroes. No son diferentes de nosotros,
son personas con sueños y aspiraciones.
Su identidad personal y sus necesidades
básicas se satisfacen en la comunidad, en
cuyo seno pueden realizarse y construir
relaciones significativas como cualquier
otra persona.
Me di cuenta
de esto claramente en una visita reciente
a Georgetown, Guayana. Allí conocí y fui
entrevistado por Julie Lewis, periodista
muy perspicaz en asuntos de desarrollo y
discapacidad, que dicho sea de paso, era
ciega. Imagínen la escena. Dos individuos
guiándose recíprocamente por una pasarela
oscura y peligrosa en búsqueda de la celebración
del 50 aniversario de la proclamación por
las Naciones Unidas de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos. Uno
se siente seguro y a gusto platicando sobre
los asuntos del día. El otro está nervioso
e inquieto. No voy a decir quien dirigía
la plática, pero déjenme que les diga ahora
que Julie Lewis es una joven muy independiente
que vive plenamente su autodeterminación,
tal como debe ser.
La tarea
de alcanzar la igualdad está en curso. Los
que estamos comprometidos con el desarrollo
comunitario, compartimos las tareas con
grupos voluntarios, de negocios y de trabajadores,
con representantes electos, con profesionales
y educadores. Hace poco mi colega el Ministro
para el Fomento de Recursos Humanos de Canadá
confirmó este proceso. Al describir varios
componentes de una estrategia nacional para
una sociedad libre de obstáculos, las asociaciones
y la responsabilidad compartida están a
la orden del día. Los medios y los fines
son complementarios.
En el mismo
tono, hay un centro de rehabilitación mundialmente
famoso en la Universidad de Alberta (Canadá)
donde ahora presta sus servicios nuestro
buen amigo, Gary McPherson. Modelo ejemplar
de cooperación y civismo, McPherson señala
sabiamente: "El éxito llega con los ‘se
puede’ ... el fracaso con los ‘no se puede’."
Además, en
una democracia plenamente participativa
en los asuntos comunitarios, los retos que
emergen de la globalización siembran y nutren
relaciones que crean igualdad y fomentan
su crecimiento social.
En una democracia,
igualdad significa compartir y contribuir
a la vida social y económica del país.
En una democracia,
igualdad significa independencia: tomar
sus propias decisiones de vida cotidiana.
De todos
es sabido que en el mundo hay más de 500
millones de discapacitados. La discapacidad
no discrimina. Cruza todos países y comunidades;
y afecta a todas las culturas, edades, niveles
económicos y antecedentes.
El arzobispo
Desmond Tutu declaró en la 4a
Asamblea Mundial de la I.P.D. en Sydney,
Australia,que los discapacitados: "pueden
ayudar a la sociedad a ser más delicada,
más humanitaria y más compasiva y a agradecer
más lo que muchos tienden a dar por sentado."
Esta idea de sociedad más humanitaria es
compartida notablemente por casi todos.
En Akwesasne,
un pueblo aborigen en la frontera entre
Canadá y los Estados Unidos, los mayores
dicen: "A veces el creador manda un discapacitado
como regalo a una comunidad."
Si necesitan
pruebas, por favor, visiten la Asociación
Pro Personas con Parálisis Cerebral
aquí mismo en ciudad de México. ¡Una verdadera
muestra de amor! Realmente, tenemos mucho
que aprender los unos de los otros.
Aunque hasta
la fecha podemos estar orgullosos de lo
conseguido, somos conscientes de que queda
mucho más por hacer en nuestro país y en
el resto del mundo. El número de discapacitados
en el mundo sigue aumentando, en parte a
causa de las luchas intestinas, del declive
de los programas preventivos de salud y
de los programas inadecuados de educación
pública. Muchos discapacitados todavía quedan
excluídos de los procesos de toma de decisión
que afectan sus propias vidas. La plena
participación e integración social y la
plena productividad son metas que todavía
no hemos alcanzado.
Conclusión
Me complace
notar la participación del Sr. Bengt Linquist
- nuestro ejemplar relator especial de las
Naciones Unidas. En su informe actual sobre
la discapacidad en el mundo señala que,
"hay una importante disparidad entre las
declaraciones de intención de los gobiernos
y la realidad de la vida cotidiana de cientos
de millones de discapacitados." Con su guía,
energía, conocimientos y pericia mantendremos
activo el tema de la discapacidad en el
calendario internacional.
Cualquiera
que sea la nación, circunstancia o aspiración
y a pesar de su complejidad, debemos trabajar
juntos para que impere la igualdad en la
familia mundial.
Como dijo
el talentoso psiquiatra austríaco, Alfred
Adler: "Es más fácil luchar por los propios
principios que vivir de acuerdo con ellos."
A fin de cuentas, éste es el reto que afrontamos
todos a medida que nos acercamos al siglo
XXI.
Finalmente,
debo darle las gracias por su ayuda a Skip
Brooks, de Canadá, que ha trabajado muchos
años en asuntos relacionados con la discapacidad.
¡ Qué Dios
los bendiga!
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