David Kilgour y yo escribimos un informe publicado en julio de 2006, que concluyó que los practicantes de Falun Gong en China eran asesinados por sus órganos. Los hospitales chinos vendían esos órganos a pacientes de todo el mundo que necesitaran trasplantes. Falun Gong es un conjunto de ejercicios con una base espiritual, el Partido Comunista Chino lo prohibió en 1999.
Tanto David Kilgour como yo somos militantes de derechos humanos, así como investigadores y escritores. Por la conclusión a la que llegamos no podíamos dejar de lado nuestro informe y seguir adelante. Teníamos que hacer algo para terminar con el abuso que identificamos.
Ese algo fue un intento de movilización pública a través de la educación en derechos humanos. Informamos a todas las personas de todo el mundo de los resultados de nuestro trabajo para intentar detener el abuso.
La participación en este esfuerzo presentó desafíos poco comunes. Por un lado, tanto David Kilgour como yo somos actores privados, no representamos a ninguna institución u organización. Por otra parte, hemos tenido que luchar contra el gobierno y el Partido Comunista Chino, no sólo debido a la esencia de nuestro trabajo sino también para poder comunicar nuestro mensaje.
Actuar como individuos tiene evidentes desventajas. No tenemos fondos ni personal de apoyo, nadie se encarga de hacer la investigación por nosotros. Estuvimos y estamos dedicados a muchas otras actividades y sólo podemos dedicar una parte de nuestro tiempo a este trabajo.
También tiene sus ventajas. Una es nuestra capacidad de seguir una sola agenda sobre China.
La esperanza de negociar con China, silencia tanto a la empresa privada como al gobierno en poner objeciones a las violaciones de derechos humanos. La realidad geopolítica silencia las críticas gubernamentales e intergubernamentales de China. La necesidad de obtener acceso a funcionarios chinos como a los visados para entrar a China amordaza a muchos eruditos chinos.
La riqueza de violaciones de derechos humanos en China y la tentación de centrarse en la más probable de ser subsanada, llevó a muchas ONG de derechos humanos a alejarse de la lucha en contra de la persecución a Falun Gong. El Partido Comunista se mantiene firme en su intención de perseguir a los practicantes de Falun Gong. Desafiar la persecución de Falun Gong es equivalente, en la mente de los funcionarios chinos, a cuestionar su permanencia en el poder. Plantear el tema con ellos conduce a la intimidación, la ira y amenazas. Desde que la persecución comenzó, el Partido/Estado no se ha movido ni un centímetro sobre el tema y no hay señales de que lo hagan.
El Partido/Estado cuando enfrenta las criticas de las ONG de derechos humanos en otras áreas, como la pena de muerte o la ausencia de un juicio justo, es más complaciente. Está dispuesto a reconocer que hay problemas y promete cambios. Las promesas pueden ser mera hipocresía; los cambios parecen nunca llegar o ser sólo superficiales. Sin embargo, para las ONG de derechos humanos, tienen la sensación de pasar del teatro de la furia y terquedad sobre Falun Gong en un campo del discurso donde la conversación es amable y trae el espejismo del cambio.
David Kilgour y yo no necesitamos equilibrar otras consideraciones, contra la necesidad de ser francos sobre los abusos del gobierno chino en derechos humanos. No tenemos intereses profesionales o de negocios que pudieran verse comprometidos al enfrentar al gobierno chino en la persecución a Falun Gong. Podemos darnos el lujo de expresar malestar al gobierno chino. Hemos luchado muchas batallas de derechos humanos en las últimas décadas y hemos desarrollado una piel gruesa, estamos acostumbrados a ser blancos de la crítica.
Otra ventaja similar es nuestra capacidad de ser selectivos. Los gobiernos, las organizaciones intergubernamentales y organizaciones no gubernamentales, al protestar por abusos en particular, cumplen con las peticiones de una gran variedad de actores que se oponen por igual a otros abusos. Todos los países, sin excepción, tienen algunas violaciones de derechos humanos. Tan pronto como una entidad dice algo sobre esto, de inmediato se reúnen para consultar, ¿qué pasa con eso?
Aunque David Kilgour y yo nos reunimos para consultas similares, tenemos una respuesta sencilla, no podemos hacer todo. Nuestras limitaciones presupuestarias y de tiempo se convierten en ventajas, lo que nos permite justificar una campaña activa contra una violación sin hacer campaña activa contra todas las otras.
Una tercera ventaja que tenemos es que no hay un consejo de administración o de personal, o director de medios de comunicación o secretario general a quienes tengamos que complacer. Podemos reaccionar inmediatamente a los medios de comunicación o a invitaciones a hablar sin necesidad de autorización. Podemos tomar cualquier posición que elijamos.
La naturaleza del grupo de victimas ayuda a nuestra flexibilidad. Algunos grupos de victimas se organizan. Abogar oponiéndose a la victimización de grupos organizados, incluso si los defensores no forman parte del grupo de victimas, intentar trabajar en coordinación con ellos, por lo tanto conlleva algunas limitaciones de organización.
Falun Gong no es una organización. Se trata de un número de individuos dispersos en todo el mundo atraídos por el mismo conjunto de ejercicios. Es un grupo sin afiliación, sin empleados ni oficinas, sin cuentas bancarias, sin fondos. Hay un líder espiritual, Li Hongzhi, pero no hay jerarquías de organización para aprobar o desaprobar nuestros esfuerzos, que nos limiten de algún modo.
Los practicantes de Falun Gong se han unido, a veces con otros, para participar en una serie de actividades. Está el periódico La Gran Época, la radio El Sonido de la Esperanza, la televisora New Tang Dinasty (NTDTV), Shen Yun Performing Arts Compañía de Danza, el sitio web Minghui, en algunos países hay asociaciones de Falun Dafa, y la Coalición para Investigar la Persecución a Falun Gong (CIPFG).
Fue la Coalición para investigar la persecución contra Falun Gong, la que nos pidió investigar la acusación de que en China, los practicantes de Falun Gong eran asesinados por sus órganos. La Coalición, sin embargo, no nos dio instrucciones, ni fondos ni ningún dato. Después de aceptar su solicitud de investigar el asunto, lo que hicimos fue lo que desde nuestro punto de vista era necesario hacerlo, estábamos por nuestra cuenta.
La Coalición se ofreció a pagar nuestros gastos para la investigación que condujo a nuestro informe. Nunca nos aprovechamos de este ofrecimiento. Ninguno de nosotros pidió ni tomó de la Coalición ningún dinero.
Algunos practicantes de Falun Gong de manera individual nos facilitaron pistas y datos útiles en nuestra investigación. Por ejemplo, varios practicantes de Falun Gong detenidos en China que lograron salir de la cárcel y luego salieron de China nos hablaron de sus experiencias en prisión dentro de China. Reunir y analizar los datos fue nuestro trabajo.
Cómo fueron pagados nuestros gastos de viaje, dependía en gran medida de la naturaleza de las invitaciones que recibíamos. Si una organización o institución nos había pedido que habláramos, por lo general la organización solicitante o la institución pagaba nuestros gastos. Recibimos reembolsos de gastos de viajes de Organizaciones no gubernamentales anfitrionas, hospitales y universidades. Si practicantes de Falun Gong de forma individual decidieron asumir la organización de un evento al que fuimos invitados a hablar, los practicantes pagaron los gastos del evento de su propio bolsillo.
Cuando nuestro informe salió por primera vez, hubo mucho interés mundial. Recibimos un gran número de invitaciones no solicitadas para hablar sobre él. Sin embargo, con el tiempo, la conmoción de la novedad desapareció. Lamentablemente, la violación que identificamos persistió. Así que tuvimos que idear una estrategia para mantener vivo el tema.
Una manera, fue un sitio web que creamos: www.organharvestinvestigation.net. Aceptamos la comunicación en el sitio web, lo cual fue muy útil para identificar información posterior, así como voluntarios dispuestos a unirse con nosotros en nuestros esfuerzos.
Otro esfuerzo que se llevó a cabo fueron las revisiones. Sacamos una segunda versión del informe en enero de 2007 y una tercera versión en forma de libro en noviembre de 2009. Las revisiones eran necesarias, simplemente porque la situación en el terreno seguía cambiando. La persecución continuó pero varió la forma.
La elección de un formato de libro para la tercera versión tenía una desventaja. No está disponible como un libro electrónico, sino disponible en copia impresa. Un libro tenía ventajas, como las reseñas del libro, invitaciones a presentaciones en librerías y ferias del libro, y una oportunidad para abordar la cuestión con la extensión de un libro.
Una forma de comunicar nuestro trabajo fueron las traducciones. La primera versión estuvo disponible en dieciocho idiomas, la segunda en diecinueve publicadas en nuestro sitio web. Esta técnica de varios idiomas no podía mantenerse para el libro, había mucho más que traducir y se necesitan editores en los diferentes países.
Tratamos de aceptar todas las invitaciones que teníamos. Siendo solamente dos personas, a veces era muy difícil al principio, cuando las invitaciones llegaban torrencialmente. Tratamos de organizar viajes para combinar tantas como fuera posible. Hubo muchos días en que estuve en tres países el mismo día y un día estuve en cuatro. Entre los dos estuvimos en más de cuarenta países y ochenta ciudades para hablar de nuestro trabajo.
Visitamos muchos de estos países más de una vez. Este es mi quinto viaje a Australia desde que salió nuestro informe, y el segundo este año.
Como las invitaciones no solicitadas disminuyeron, tuve que provocarlas, poniendo resúmenes y propuestas para una variedad de conferencias, incluso ésta. Cada conferencia es un nuevo público, no sólo porque la gente en la sala es diferente, sino porque cada conferencia reúne a su propia comunidad. Esta conferencia reúne a educadores de derechos humanos, que nos da la oportunidad de llegar a la comunidad de la educación de derechos humanos.
En agosto de este año estuve en Melbourne dirigiéndome a una conferencia de las Naciones Unidas en salud mundial. Mi discurso se desarrolló en el marco de un panel internacional sobre el abuso de trasplantes de órganos, que yo había propuesto a los organizadores de la conferencia.
David Kilgour o yo nos hemos dirigido a las Naciones Unidas así como a su Evaluación Periódica Universal de su Grupo de Trabajo en Ginebra de la Comisión de Derechos Humanos cuando China se acercó a su consideración, a su Comité contra la Tortura también en Ginebra cuando el informe de China se evaluaba de conformidad con la Convención contra la Tortura, a través de reuniones con su Relator sobre la Tortura, Manfred Nowak en Viena, y en calidad de representante de una ONG anfitriona de la Cámara de Derechos Humanos del Consejo. La organización no gubernamental representada fue la Interfaith International, que nos dio la autorización para hablar en su nombre en la base de que se lucha contra la intolerancia religiosa.
Nos hemos engranado a la comunidad de ONG de derechos humanos, informando a cuantas ONG interesadas podíamos: Amnistía Internacional, Human Rights Watch, Derechos Humanos en China y así sucesivamente. Dos organizaciones no gubernamentales, además de Interfaith International, han participado activamente sumándose a nuestros esfuerzos; la Sociedad Internacional para los Derechos Humanos, con sede en Frankfurt y Derechos Humanos sin Fronteras, con sede en Bruselas.
Hemos hecho todo lo posible por atraer a los medios de comunicación. Las preguntas de los medios vienen de todas partes. A menudo bastante detalladas. Por lo general el periodista tiene plazos cortos.
Cuando los grandes medios de comunicación vienen, no tiene sentido estratégico darse cuenta de que responder a sus preguntas es aconsejable. Para nosotros, sin embargo, ningún medio de comunicación es demasiado pequeño, o demasiado lejano. Si tengo una entrevista de un periodista en un periódico de preparatoria en un lugar del que nunca había oído hablar, haré mi mejor esfuerzo por responder a ella.
El tema que tratamos, el abuso de trasplantes de órganos en China, ocurre en la intersección de la ética, los derechos humanos, asuntos regionales y médicos. Cada uno tiene su propia comunidad a la que tratamos de dirigirnos. Así que fui y hablé en una conferencia académica en Houston en marzo de 2009 en la University of St. Thomas, sobre la ética de los trasplantes de órganos. Las actas de la conferencia ya están publicadas en un libro. Llevo conmigo en este viaje, las pruebas de mi contribución al libro con las pruebas corregidas.
Asistimos y hablamos en una serie de conferencias regionales que se ocupan de los derechos humanos en Asia. Así, por ejemplo, me dirigí en julio de 2009 a una conferencia de la Alianza Mundial para Detener el Genocidio en el noreste de Asia, en Seúl, Corea. Hablé en una conferencia de Derechos Humanos en la región Asia-Pacífico, celebrado en la Universidad de Sídney en noviembre de 2009.
Hemos hecho todo lo posible por involucrar a la comunidad de profesionales del trasplante, encontrando a lideres individuales de esta comunidad, así como asistiendo a conferencias de profesionales. La Sociedad de Trasplantes, que reúne a profesionales del trasplante del planeta, se reúne cada dos años. En 2006, se reunieron en Boston, en 2008 en Sídney, este año en Vancouver. David Kilgour habló en un acto público afuera de la conferencia de Boston. Hice una presentación con carteles para la conferencia de Sídney. Propuse un resumen para la conferencia de Vancouver, que aceptaron y hablé allí.
El abuso de trasplantes de órganos se produce si las garantías necesarias para evitarlo no están en su lugar. Las garantías pueden ser legales y profesionales. David Kilgour y yo nos hemos esforzado activamente por fomentar la legislación en este ámbito. El mes pasado, por ejemplo, fuimos a París a apoyar la legislación propuesta por la diputada de la Asamblea nacional Valérie Boyer, elaborada para combatir el abuso internacional de trasplantes de órganos por los nacionales y residentes franceses. Hemos hecho muchas presentaciones a muchas comisiones parlamentarias.
La diplomacia, si se trata de las violaciones chinas a los derechos humanos, es una actividad frustrante. Sin embargo, nos hemos reunido con diplomáticos de todo el mundo pidiéndoles comprometer a China en el tema que nos preocupa.
Nos volvimos oportunistas, aprovechando otros eventos para enarbolar nuestras preocupaciones. La concesión de los Juegos Olímpicos a China en 2008, nos dio la oportunidad de hablar en la Antorcha de los Derechos Humanos en todo el mundo. La organización en Sídney de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC por sus siglas en inglés) en septiembre de 2007, se convirtió en una ocasión para que habláramos en las manifestaciones, enarbolando los problemas de derechos humanos en la región de la APEC.
Por último, pero no menos importante, hemos tratado de involucrar al público directamente, con declaraciones en foros públicos donde quiera que había una invitación para hacerlo. Así, por ejemplo, aproveché este viaje para dirigirme esta semana en foros públicos en Brisbane y Sídney.
Hacer todo esto, ha sido para David Kilgour y para mí una tarea de enormes proporciones. Si nos hubiéramos quedado solamente con nuestros propios recursos para ir tras nuestro asunto, habría sido bastante difícil. Sin embargo, en la cima de todas las cuestiones de logística a la que nos enfrentamos como personas sin apoyo institucional, está una de las más grandes y agresivas organizaciones del mundo entero, el Partido Comunista Chino (PCCh), ha estado trabajando activamente en nuestra contra, en un intento de frustrar todos nuestros movimientos.
Si proporcionamos información, el PCCh responde con desinformación. Si nosotros o nuestros anfitriones organizan lugares de encuentro, el PCCh se las ingenia para cancelarlos. Si invitamos a la gente a reunirse con nosotros, el PCCh trata de disuadir su asistencia. Se nos ha calumniado, boicoteado, vigilado y amenazado.
La campaña mundial del Partido/Estado Comunista Chino contra nuestro trabajo es diferente a todo lo que vemos en cualquiera de otros violadores de derechos humanos más importantes. Como abogados de tribunales, estamos acostumbrados a que la gente no esté de acuerdo con nosotros. Pero nunca hemos visto nada como el desacuerdo con nuestro informe del Gobierno de China.
La Embajada del gobierno chino en Canadá, publicó su primera respuesta a nuestro informe en mismo día que nuestro informe, 6 de julio de 2006, y una segunda el 26 de julio de 2006. La primera declaración desestimó nuestro informe inmediatamente. Eso significó que el gobierno chino no participó en ninguna investigación para determinar si el contenido del informe era o no cierto.
La segunda declaración publicada casi tres semanas después de la publicación de nuestro informe, les dio tiempo para ahondar en él y presentar alguna información contradictoria de fondo. Sin embargo, no había ninguna.
La primera declaración del gobierno chino dice: “Es obvio que su propósito es desprestigiar la imagen de China”. Esto es típico de la propaganda del PCCh, identificar el partido con China y que cualquier crítica al partido es en contra de China.
El gobierno chino, escribió en su primera respuesta: “Está muy claro que el rumor de Falun Gong tiene motivos políticos ocultos”. Esta declaración contiene dos típicas evasivas del PCCh, al afirmar que nuestro informe se basa en el rumor y atribuir nuestro trabajo a la comunidad de practicantes de Falun Gong.
Las dos respuestas del gobierno chino nos atacan como no independientes de los practicantes de Falun Gong y ataca a Falun Gong como culto maligno. Sin embargo, nuestro trabajo tiene que ser juzgado por sus méritos. Atacarnos no es una respuesta adecuada.
La segunda respuesta del gobierno chino es sobre todo un elaborado ataque contra Falun Gong como “culto maligno”. La segunda respuesta tiene ocho párrafos. Sólo tres hacen referencia a la extracción de órganos. Uno habla de las relaciones Canadá-China. Cuatro, la mayor parte de la respuesta, es un venenoso ataque contra Falun Gong, repleta de falsas acusaciones y calumnias. Es este tipo de calumnias que, en China, despersonaliza y deshumaniza a Falun Gong y hace posible la violación de sus derechos humanos básicos. En efecto, el hecho de que el gobierno chino pronuncie un ataque lleno de odio contra Falun Gong, en el centro de su respuesta a nuestro informe, refuerza el análisis del informe.
Phoenix TV, un medio de comunicación de Hong Kong, produjo una respuesta del gobierno chino como documental a nuestro informe. En el documental ni nos entrevistaron ni a ningún experto independiente, que hubiera estudiado nuestro informe. Se entrevistó a fuentes médicas dentro de China, a un funcionario del trasplante que se retractó de una declaración que hizo en un sitio web chino que citamos, aunque la declaración aún estaba en el sitio web en el momento del documental, con un médico que niega que hiciera los comentarios a nuestros investigadores que lo habían grabado. El documental está disponible en muchas embajadas y consulados del gobierno chino.
En muchos países que visitamos, nos comprometimos en una batalla con la embajada local, consulados y sus organizaciones enfrentando nuestro mensaje. El 30 de mayo de 2007, fui a Israel a hablar en un simposio sobre trasplante de órganos en el Hospital Bellinson, cerca de Tel Aviv. Cuando llegué a Israel el domingo antes del evento, me dijeron que la embajada de China había pedido a Relaciones Exteriores israelíes cancelar el evento en el que me pidieron que hablara.
El Viceministro de relaciones Exteriores, Avi Nir y el Viceministro de Salud, Boz lev, hicieron la solicitud al anfitrión Hospital Beilinson, que se negó. Relaciones exteriores y de la Salud pidieron al hospital que retirara la invitación para que hablara aunque el programa continuara. El hospital se negó también.
Relaciones exteriores y de la Salud pidieron al hospital retirar la invitación a Roy Bar Ilan, practicante de Falun Gong programado para ser parte del panel de clausura. El hospital lo hizo, a pesar de que el programa, según lo anunciado hasta el día del evento, incluyó su nombre.
Una vez que la embajada china descubrió que el evento iba adelante conmigo en la lista de oradores, envió a un portavoz a responder a mi intervención. Se distribuyó en cada silla antes del simposio, un documento titulado “Posición del gobierno chino a las denuncias de llamada cosecha de órganos”, indicando que el informe se escribió sobre la extracción de órganos de practicantes de Falun Gong conteniendo:
“Evidencia verbal sin fuentes, testigos no verificables y gran cantidad de comentarios poco convincentes concluyentes sobre la base de palabras como “probablemente”, “posiblemente”, “tal vez” y “se dice”, etc. Todo esto pone en tela de juicio la veracidad del informe.”
Cuando el gobierno chino pone palabras entre comillas y afirma que proceden de nuestro trabajo, hay una tendencia a asumir que estas citas son reales. Sin embargo, en ningún lugar en las dos versiones de nuestro informe, que están por búsqueda de palabras por intenet, ligamos la palabra “probablemente”, “posiblemente”, “tal vez” o la frase “se dice” a nuestras conclusiones.
Todo lo que hay que hacer es mirar nuestro trabajo para ver que todas las declaraciones que hacemos son verificables de manera independiente. No hay evidencia verbal sin fuentes. Nos apoyamos en los testigos que identificamos y citamos lo que dicen.
Las observaciones chinas, como es su costumbre, no se trataban en su mayoría de nuestro informe, sino más bien un ataque calumnioso contra Falun Gong, no tenían nada que ver con la extirpación de órganos. Estas manifiestan la intolerancia que dio lugar a la violación que niegan.
En Canadá, la Canadian Broadcasting Corporation (CBC) anunció la transmisión en noviembre de 2007, de un documental televisivo de Peter Rowe sobre la persecución a Falun Gong en China que presentaba nuestro informe. El gobierno chino, llamó por teléfono a la CBC (algo que la CBC ya admitió) y la CBC canceló el programa. Fue sustituido por un antiguo documental de Pakistán porque, eso dijo el portavoz de la CBC, el reciente problema en Pakistán hizo que la retransmisión fuera oportuna.
Pero, como se vio después, lo oportuno no era la preocupación. La CBC le pidió cambios al productor Peter Rowe. Al principio se resistió y luego hizo algunos. Pero los cambios que hizo no fueron suficientes. La CBC hizo cambios por su cuenta después de que el productor se negó a cooperar más y luego difundieron su producto inventado.
La versión de la CBC del documental fue transmitido el 20 de noviembre. Dado que la versión original ya había sido transmitida, sin previo aviso, en Montreal en medio de la noche hacía unos días, llegó a estar disponible en You Tube, fue posible comparar las dos.
Los cortes son pruebas que corroboraban los resultados que David Kilgour y yo hicimos de los asesinatos en masa de practicantes de Falun Gong. Un elemento eliminado fue la reproducción de cintas de admisiones telefónicas de los hospitales en China, que reconocen estar vendiendo los órganos de practicantes de Falun Gong. Permanecieron las desmentidas del gobierno chino.
El gobierno chino establece organizaciones en el extranjero que son nominalmente independientes del gobierno, pero de hecho son sus agentes. Muchas universidades tienen organizaciones de estudiantes chinos que están estrechamente vinculadas a la embajada o al consulado chino. El gobierno chino utiliza la amenaza de negar los visados de salida, la cancelación de becas y la intimidación de la familia en casa para que los estudiantes en el extranjero espíen a sus compañeros de clase, e intimidar a los practicantes de Falun Gong.
Fui testigo de las actividades de estos grupos en las universidades de Columbia y Princeton en los Estados Unidos cuando hablé ahí en abril de 2007. En Columbia, una organización llamada Columbia University Chinese Students and Scholars Association envío una amenaza en su sitio web diciendo: “El que ofende a China será ejecutado sin importar lo lejos que esté”.
Cuando hablé en Columbia, seguridad de la universidad mostró toda su fuerza. Un grupo llegó a la conferencia con pancartas y banderas rojas que seguridad requiere que se queden afuera. Seguridad permitió al grupo llevar las pancartas durante la charla. Los carteles decían en chino e inglés que Falun Gong es un culto maligno.
Yo había obtenido el email que los organizadores utilizaron para llevar a sus colegas, procedí a dar lectura a mi discurso y que reaccionaran con él. No les gustó lo que escuchaban, el grupo abandonó la sala a la mitad del discurso.
En Princeton, hubo una protesta similar. Esta vez, sin embargo, a los partidarios del gobierno chino se les permitió llevar los carteles, que dejaron atrás de la sala.
El gobierno chino concede subvenciones a las universidades para establecer los institutos Confucio. Los organizadores compraron un anuncio en el San Francisco Chronicle, anuncio que el consulado chino no podía olvidar. Poco antes del suceso, la universidad canceló el lugar, alegando motivos de seguridad. A último momento, los organizadores reprogramaron el evento en un hotel, el Hotel Nikko. La universidad puso carteles diciendo que el evento, no sólo el lugar, se había cancelado. Por suerte, los organizadores pusieron ayudantes en la universidad para dirigirlos a la nueva sede.
En septiembre de 2006, cuando estuve en Finlandia para reunirme con la Comisión Parlamentaria de Derechos Humanos finlandesa, su presidente me informó que la embajada china les había pedido no reunirse conmigo. El presidente respondió que los funcionarios de la embajada eran bienvenidos a reunirse por separado con el comité, pero que la comisión no obstante, se reuniría conmigo.
En un viaje a Australia, en agosto de 2006, David Kilgour habló de nuestro informe en un foro de Melbourne organizado por el miembro del Partido Liberal, Victor Perton. El consulado chino en Melbourne había enviado una carta a todos los miembros de la Asamblea legislativa, pidiendo que no asistieran al foro.
En el curso de la organización de una visita que hice en 2007 a Australia, para hablar en eventos de una ONG paralelos a la Cumbre de la APEC, yo junto con el resto de una lista recibimos un virus. Un equipo de expertos remontó el virus a China continental. El remitente del virus asumió la identidad de una persona de la lista, para que el mensaje con el virus pareciera enviado por alguien conocido. Afortunadamente, el virus no infectó mi equipo, por los sistemas que utilizo. Otros no tuvieron tanta suerte.
Estaba programado para hablar en la Universidad de Bond, Gold Coast, Australia, el 4 de agosto de 2008. El 7 de julio, un voluntario contrató un teatro en la universidad. El voluntario explicó que la reservación era para los organizadores y que no eran estudiantes. La persona encargada de las reservaciones era nueva y pasó por encima de sus superiores. La universidad dijo que notificaría a todos sus estudiantes y al personal de su foro interno. A los organizadores se les permitió también poner carteles en todo el campus para promover el evento.
El 28 de julio, el voluntario de la reservación recibió un e-mail avisándole que el lugar ya no estaba disponible. El Vicerrector de la universidad, Robert Stable, dijo al voluntario que el Comité se había reunido y decidieron que el caso era político y que no se permitían asuntos políticos del exterior. No importó lo que se había dicho, dijo que no le importaba y que la decisión era definitiva.
La Bond University tiene una gran población de China continental. Es una universidad privada, que depende en gran medida de la matricula de ingreso. Tiene un programa de intercambio de estudiantes con tres universidades de China continental: la Universidad de Soochow en Jiangsu, la Universidad de Ciencias Políticas y Derecho del Suroeste en Chongqing y la Universidad de Tsinghua en Pekín. Brisbane tiene un consulado del gobierno chino.
Se organizó un lugar alternativo en la misma fecha en Broadbeach, Gold Coast. El foro estaba conectado a través de internet con participantes en China, más de 150 en total. Los participantes del local, así como los de internet hicieron preguntas después de que terminó la presentación formal. Un participante de internet se identificó como funcionario de la policía china. Esta es la pregunta dirigida a mí, traducida:
“¿No tiene miedo de morir? Usted está interfiriendo brutalmente con la política interna del partido. ¿Tiene miedo de nuestra venganza? Nuestra venganza en contra de usted, vamos a vengarnos de usted, ¿no tiene miedo de eso?
Mencioné antes, que llegué a Melbourne en agosto de este año para participar en el panel que organicé, que formó parte de una conferencia de las Naciones Unidas en salud mundial. En la sesión, un hombre de origen chino comenzó sistemáticamente a tomar fotos a toda la audiencia. Uno de los panelistas, un profesional del trasplante de Sídney, desafió al fotógrafo preguntándole: ¿Quién eres? ¿A quién representa? ¿Por qué está tomando fotos? El fotógrafo sin decir palabra, empacó y se fue. Melbourne tiene un consulado chino.
En este viaje, uno de mis anfitriones recibió un disparo. El periódico The Epoch Times organizó un foro público el sábado 30 de octubre por la mañana, en el que hablé en el Queensland Taiwan Centre en Sunnybank, Brisbane. Las oficinas de The Epoch Times fue la victima de un tiroteo el jueves anterior por la tarde. Afortunadamente nadie salió herido, pero la ventana de vidrio frente a la oficina tiene un prominente agujero de bala y una telaraña de grietas.
En educación como en otras cosas debemos tener en cuenta la sustancia así como la forma. Hasta ahora, he hablado de la manera en que David Kilgour y yo hemos comunicado nuestro trabajo y los obstáculos que enfrentamos. ¿Qué nos dice la esencia de nuestro trabajo sobre la educación en derechos humanos?
La educación no es sólo enseñanza. Es también aprendizaje. El objeto de esta conferencia no es ni China, ni Falun Gong, ni el abuso de trasplante de órganos. Es más bien la educación en derechos humanos. ¿Qué hemos aprendido y comunicado David Kilgour y yo, a través de nuestro trabajo del asesinato de practicantes de Falun Gong por sus órganos, sobre derechos humanos?
Superficialmente, el tema que hemos abordado es muy específico. Se trata de una denuncia de hechos. Hemos llegado a una conclusión sobre esta acusación. ¿Qué nos dice este esfuerzo sobre los derechos humanos en general?
Una de las lecciones de derechos humanos que hemos tratado de aprender es cómo enfrentar una acusación de asesinatos en masa donde no hay cuerpos, ni escena del crimen que visitar, ni hay testigos a quien entrevistar, y no hay registros a los que podamos acceder. La metodología que desarrollamos espero sea educativo.
La atrocidad a la que llegamos como conclusión toma lugar en la intersección, no sólo de una amplia gama de comunidades de interés, sino también una amplia gama de normas de derechos humanos. Centrándose en lo específico nos ha dado y a nuestra audiencia una entrada a cuestiones más generales de derechos humanos; la pena de muerte, la intolerancia religiosa, la reeducación en los campos de trabajos forzados, abuso de trasplantes de órganos y la opresión del comunismo.
No se puede hablar de estas cuestiones en abstracto. El tema especifico que tratamos, el asesinato de practicantes de Falun Gong por sus órganos, tuvo la ventaja de darnos a nosotros y a nuestra audiencia el manejo concreto de grandes cuestiones a través de ejemplos y hemos proporcionado uno.
Aunque nuestra intención era especifica y práctica, para poner fin a un abuso identificado, una consecuencia fue la educación en derechos humanos, tanto para nosotros como para nuestra audiencia en estas cuestiones más amplias. Los problemas más grandes son más de fondo. Resolver la general resuelve también la específica. Fin de la opresión comunista, la reeducación en campos de trabajo, la intolerancia religiosa o el abuso de trasplantes de órganos, luego el asesinato de practicantes de Falun Gong por sus órganos se detendría. Con el fin de luchar contra un abuso concreto, nos convertimos en defensores del respeto de las normas generales.
¿Son los practicantes de Falun Gong asesinados por sus órganos? Esa fue nuestra conclusión, y sería creo la suya también, si se toma el tiempo de leer nuestro trabajo y verifica nuestras fuentes.
Sin embargo, no es necesario estar de acuerdo con nuestra conclusión para poner remedio a los abusos. El abuso se detendría si el gobierno chino respeta los principios generales de derechos humanos; que el gobierno tolere las creencias espirituales que no puede controlar, si cierra la reeducación en los campos de trabajos, si deja de abastecer de órganos de los presos.
El Partido/Estado niega que sus hospitales sean fuente de órganos de presos de Falun Gong, pero reconoce que se abastece de órganos de los presos; los condenados a muerte y luego ejecutados. Además, reconoce que el abastecimiento de órganos de los presos está mal y finalmente, cesarán.
Si los hospitales chinos dejan de abastecerse de órganos de los presos, tendría que dejar de hacerlo de los presos de Falun Gong. El abuso desaparecería sin la necesidad de resolver nuestro desacuerdo con el gobierno chino, si los hospitales chinos son fuente de órganos de presos de Falun Gong.
Si el Partido/Estado dejara de matar a practicantes de Falun Gong por sus órganos, pero continúa con la fuente de órganos de los presos condenados a muerte, para mantener la persecución a Falun Gong y seguir operando la reeducación en los campos de trabajos, la atrocidad que identificamos cesaría; pero la solución estaría lejos de ser la ideal. Seguir la solución óptima para nosotros significa la realización de una amplia campaña de derechos humanos.
Ni David Kilgour ni yo practicamos Falun Gong. Nunca nos hemos reunido o comunicado con el líder espiritual de Falun Gong, Li Hongzhi. Ninguno de los dos es de origen chino. Ninguno de nosotros tiene familiares chinos a través del matrimonio o adopción. A veces nos preguntan por qué acumulamos tantos problemas por luchar contra la persecución de un grupo, con el que no tenemos ninguna conexión personal.
Hay al menos dos respuestas. Una es la naturaleza de la represión. Aplaudo a Gao Zhisheng, un ciudadano chino en China que no es practicante de Falun Gong, pero que ha protestado enérgicamente contra la persecución a Falun Gong. Sin embargo, no es realista esperar que un chino en China muestre el valor que Gao Zhisheng ha mostrado. Ha sido golpeado, torturado, desaparecido, y su bufete de abogado cerrado en represalia contra sus protestas.
En una democracia, a cada gobierno le importa lo que sus nacionales piensan; si los ciudadanos no aprueban el gobierno, lo derrotan en las próximas elecciones. Los gobiernos democráticos dan poca importancia a lo que piensan los extranjeros, los extranjeros no votan y no pueden cambiar gobiernos.
En una tiranía, es lo contrario. Los gobiernos pueden ignorar las actitudes de sus ciudadanos. Si alguien no está de acuerdo de una manera enérgica, como lo hizo Gao Zhisheng, lo lanzan a la cárcel. No se puede abusar de esta manera de los extranjeros. Los tiranos dependen de su estatus internacional, la tolerancia de los extranjeros da legitimidad a su opresión. La única realista y más efectiva oposición a la tiranía se encuentra en el extranjero.
David Kilgour, que vive en Ottawa y yo que vivo en Winnipeg, podemos enfrentar algunos riesgos al enfrentar al gobierno chino. Pero no es nada como el riesgo que ha enfrentado Gao Zhisheng, que otros nacionales enfrentan en China. Podemos desafiar al gobierno chino desde una posición de relativa seguridad.
Podemos, y debemos sentir, aprovechar nuestra lejanía, que en comparación es mucho más segura que la de los ciudadanos chinos que desafían la opresión del Partido Comunista Chino. Después de que Gao Zhisheng nos dio un brillante ejemplo de valor, para nosotros que estamos más seguros, hacer nada por miedo de nuestra seguridad, hubiera sido muy tímido.
Una segunda respuesta, es la naturaleza misma de los derechos humanos. Soy activo en la lucha contra las violaciones de los derechos humanos de los practicantes de Falun Gong, no porque sea practicante ni chino, sino porque no soy ni practicante ni chino.
Defender los derechos humanos significa romper las barreras del idioma, la cultura, la geografía y la religión para afirmar nuestra humanidad común. Crímenes de lesa humanidad son delitos contra todos nosotros debido a la humanidad que compartimos. La lucha contra violaciones infligidas a personas con las que no se tiene nada en común excepto nuestra humanidad lleva el punto inicial de la humanidad común
David Matas es una bogado internacional de derechos humanos con sede en Winnipeg, Manitoba, Canadá.