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La lucha contra la matanza de practicantes de Falun Gong por sus órganos


Por David Matas

Cuatro mensajeros llegaron con Job, uno le contó de la pérdida de sus bueyes y asnos con sus sirvientes; el siguiente le habló de la muerte de sus ovejas y pastores; el tercero le contó de la muerte de todos sus camellos con los criados y el cuarto le contó de la muerte de sus hijos e hijas. Cada mensajero le dijo: “Fui el único que escapé para contarte”. Estas son también las palabras de Ismael, en la novela de Herman Melville “Moby Dick”, al final de la trágica historia del capitán Ahab y el barco Pequod.

Estrictamente hablando, no soy un sobreviviente del Holocausto, pues mis cuatro abuelos llegaron a Canadá antes de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, en cierto sentido muy legitimo, cada judío es un sobreviviente del Holocausto. Seis millones de judíos fueron asesinados. Todos los judíos fueron atacados. En la Segunda Guerra Mundial, por fortuna la guerra dio la victoria a los Aliados antes que al Eje. Si las potencias del Eje hubieran ganado, ni yo, ni ningún judío estaríamos vivos ahora.

Escapé para contar. Si pudiéramos dar un significado a la insensata masacre de tantos millones de inocentes, hubiéramos aprendido las lecciones del Holocausto. Decir “nunca más” es fácil. Pero que esto ocurra no es tan fácil. La realidad es que desde la Segunda Guerra Mundial, el genocidio ha sucedido una y otra vez, no a los judíos, sino a los camboyanos, los hutus, los tutsis, bosnios, somalíes y ahora a los practicantes de Falun Gong.

Una de las lecciones que saqué del Holocausto es nunca aceptar en silencio violaciones masivas de los derechos humanos, dondequiera que estas ocurran. El Holocausto no hubiera sucedido, si la gente en todas partes hubiera protestado por las violaciones masivas de los derechos humanos, donde sea tan pronto como se produzcan.

Me he comprometido al trabajo de derechos humanos para impulsar esta lección, unir la lucha de los derechos humanos en este frente. Luchando desde este frente, tuve que combatir a un enemigo que ronda por todo el campo de batalla de los derechos humanos, un jinete de nuestro propio apocalipsis hecho por los humanos, el jinete de la impotencia.

Existe una opinión muy extendida de que las violaciones a los derechos humanos son tan masivas y tan lejanas, que nada puede hacerse al respecto. En mi opinión, no solo los individuos en países como Canadá, tan lejos de violaciones masivas y flagrantes, pueden tener un impacto positivo en el respeto a los derechos humanos. Son las voces de los individuos de todo el mundo los que deben guiar hacia el respeto de los derechos humanos.

Hay la tendencia de volver a los gobiernos o a la ONU promotores del respeto de los derechos humanos. Sin embargo, los derechos humanos pertenecen a los individuos. A menos que los individuos fomenten el respeto a los derechos humanos, estos derechos están destinados a marchitarse.

Cuando se me pidió con David Kilgour, investigar las acusaciones de que los practicantes de Falun Gong eran asesinados para obtener sus órganos, no dudé en aceptar. No tenía ninguna opinión de si las acusaciones eran ciertas. Pero sabía que el gobierno chino tenía la política y la práctica de perseguir a los practicantes de Falun Gong. Y además sabía, en mi experiencia con organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, que era una acusación difícil de evaluar para esas organizaciones.

Por este presunto crimen, era improbable tener algún testigo presencial. Las personas presentes en la escena de la extirpación de órganos a practicantes de Falun Gong, si es que estaba ocurriendo, habrían sido autores o víctimas. No habría ningún espectador. Porque las víctimas, de acuerdo a la acusación; eran asesinadas y luego cremadas, no se encontraría ningún cuerpo, ni autopsia. No habría víctimas sobrevivientes para contar lo que les sucedió. Es improbable que los perpetradores confesaran, si estaba ocurriendo, crímenes de lesa humanidad.

La escena del crimen, si este hubiera ocurrido, no hubiera dejado huellas. Una vez que la extirpación de órganos terminó, la sala de operaciones luce como cualquier otro quirófano vacío.

El régimen chino reprime a los periodistas y defensores de derechos humanos. No hay libertad de expresión. Los que informan de las violaciones a los derechos humanos desde dentro de China a menudo son encarcelados y a veces acusados de revelar secretos de estado.

Al Comité Internacional de la Cruz Roja no se le permite visitar prisioneros en China. Tampoco a ninguna otra organización interesada en los derechos humanos de los presos.

Estos obstáculos para obtener pruebas, me dejó en claro que las organizaciones no gubernamentales con las que he trabajado no podrían hacer nada al respecto. Había una denuncia que clamaba por la investigación, pero no se estableció ninguna organización no gubernamental para investigarlo. Así, estuve de acuerdo con David Kilgour para intervenir y llenar el vacío.

Cómo fuimos capaces de enfrentar a las acusaciones, las pruebas en que nos basamos, pueden averiguarlo por ustedes mismos leyendo nuestro trabajo. Nuestra conclusión es que ha habido y continúa ocurriendo hasta hoy, extirpación de órganos a gran escala de practicantes de Falun Gong sin su consentimiento.

Llegamos a la conclusión en julio de 2006, de que el gobierno chino y sus agencias en numerosas partes del país, desde 1999 han asesinado a un número grande pero desconocido de prisioneros de conciencia de Falun Gong. Sus órganos vitales, incluyendo riñones, hígados, córneas y corazones, fueron tomados contra su voluntad para venderlos por grandes sumas de dinero, a veces a extranjeros, quienes normalmente tienen largas esperas para donaciones voluntarias de tales órganos en sus países de origen.

Nuestra conclusión no salió de un solo tipo de evidencia, sino de unir juntas todas las pruebas que consideramos. Cada parte de evidencia que consideramos es, en sí misma verificable y en la mayoría de los casos, indiscutible. En su conjunto, pintan un panorama completo. Es su combinación la que nos convenció.

Porque ambos somos militantes de derechos humanos, no podíamos quedarnos de brazos cruzados, una vez que llegamos a la conclusión de que los inocentes fueron asesinados por sus órganos. Nuestra militancia, nuestros viajes por esa militancia, nos condujeron a descubrir nuevas pruebas. Realizamos una segunda versión de nuestro reporte en julio del año 2007 y una tercera versión en forma de libro en noviembre del 2009, bajo el título de Bloody Harvest.The Killing of Falun Gong for their Organs (Cosecha Sangrienta. El asesinato de practicantes de Falun Gong por sus órganos).

Desde que anunciamos nuestra investigación en mayo del 2006, ha habido muchos cambios en China y en el extranjero. Los cambios en China en trasplantes de órganos son:

  • El gobierno chino prohibió la venta de órganos. El 1º de julio del año 2006, entró en vigor una ley que prohíbe la venta de órganos [1].
  • Los hospitales civiles que se dedican a los trasplantes ahora deben registrarse en el Ministerio de Salud. Hospitales civiles no registrados no pueden ocuparse de trasplantes.
  • Los pacientes chinos tienen ahora acceso prioritario a los trasplantes de órganos, con respecto a los extranjeros. El Ministerio de Salud del gobierno chino anunció este cambio el 26 de junio del año 2007 [2].
  • El gobierno chino se comprometió a promulgar una ley para legalizar la extracción de órganos a personas con muerte cerebral. La propuesta original para el cambio de la ley sobre trasplantes de órganos, que entró en vigor el 1º de julio del año 2006, incluía una disposición para tal efecto.
  • Los sitios web en China, que se utilizaban para anunciar los precios de trasplantes de órganos y los cortos tiempos de espera de los trasplantes han desaparecido. Tenemos archivados los sitios pero ya no son visibles en sus páginas originales.
  • El gobierno chino anunció en agosto de 2009, un sistema de donación de órganos como proyecto piloto en diez lugares.
  • Cuando empezamos nuestro trabajo, la posición oficial del gobierno chino fue que los órganos eran donados voluntariamente, a pesar de la ausencia de un sistema de donación de órganos. Hoy en día, el gobierno chino reconoce que su principal fuente de órganos son los presos.
  • Y es más, el gobierno chino ahora acepta que su fuente de órganos de los presos es deshonesto. El viceministro de salud Huang Jeifu, en el momento que anunció un proyecto piloto de donación de órganos en agosto de 2009, declaró que los prisioneros ejecutados “definitivamente no son una fuente adecuada para trasplantes de órganos.” [3]

Desde que comenzamos nuestro trabajo, también ha habido avances importantes fuera de China.

  • Israel aprobó una ley que prohíbe la venta y separación de órganos [4]
  • Israel, así puso fin al financiamiento, a través del sistema de seguro de salud, de trasplantes para sus ciudadanos en China.
  • Taiwán prohibió la visita de médicos chinos para separar órganos para trasplante [5].
  • Los principales hospitales de trasplantes en Queensland, Australia prohibieron preparar cirujanos chinos [6].
  • Un senador belga, Patrik Vankrunkelsven y el diputado del Parlamento canadiense, Borys Wrzesnewskyj, presentaron cada uno en el Parlamento de su país la legislación extraterritorial, que prohíbe el turismo del trasplante. La ley propuesta, una vez promulgada, sancionará a cualquier paciente que reciba un trasplante de órgano sin el consentimiento del donante, cuando el paciente sabía o debía saber de la falta de consentimiento.
  • La Asociación Médica Mundial acordó con la Asociación Médica China que los órganos de los presos y otras personas en custodia, no deben ser utilizados para trasplantes, excepto para sus familiares cercanos.
  • La Sociedad de Trasplantes se opuso al trasplante de órganos de prisioneros y la presentación de estudios con datos de pacientes, o muestras de los receptores de órganos o tejidos de los presos.

Estos cambios no son suficientes para resolver el abuso del que hemos informado. Por el contrario, para los practicantes de Falun Gong, la situación ha empeorado no mejorado. Desde que comenzamos nuestro trabajo, el número de presos condenados a muerte y luego ejecutados ha disminuido drásticamente, pero el número de trasplantes, al principio disminuyó un poco y luego volvió a los niveles tradicionales. Dado que la única otra procedencia importante de órganos para trasplantes en China, además de los practicantes de Falun Gong detenidos, son los sentenciados a muerte, una disminución del abastecimiento de los presos condenados a muerte supone un incremento del de los practicantes de Falun Gong.

Aunque las violaciones contra los practicantes de Falun Gong se han agudizado desde que comenzó nuestra labor, el movimiento político y práctico sustancial tanto dentro como fuera de China nos alienta. La voluntad de cambiar está ahí. Tenemos que seguir presionando para más cambios hasta que el abuso termine.

El premio que nos están dando hoy aquí, sin duda ayuda. Tengo, al paso de los años por mi trabajo en derechos humanos, una serie de premios y aprecio todos ellos. Pero este premio es especial, debido al seminario de un día y medio sobre la esencia de nuestro trabajo, y al compromiso de la Sociedad Internacional de Derechos Humanos a unirse con nosotros en la lucha contra este abuso.

Parece que en estos días todo el mundo quiere un atajo. La cantidad de personas dispuestas a leer nuestros escritos, checar nuestras fuentes y llegar a sus propias conclusiones son pocas. Pero los hay: Kirk Allison, un académico de la Universidad de Minnesota, Tom Treasure, un cirujano de trasplante de Gran Bretaña, Howard Wang, un estudiante de la Universidad de Yale haciendo su tesis, los aplaudo por ello.

Salvo los medios de comunicación, los miembros del parlamento, los burócratas que no les importa mucho la calidad de nuestro trabajo, pero están de acuerdo con él. El hecho de que David Kilgour y yo estuviéramos prácticamente solos, era en sí mismo, para muchos, una razón para cuestionar nuestro trabajo. Tener una organización no gubernamental tan respetada, como la Sociedad Internacional de Derechos Humanos (y derechos Humanos sin fronteras con sede en Bélgica, que se ha unido a nuestros esfuerzos) añade credibilidad a nuestro trabajo, aligera la carga sobre nuestros hombros, refuerza nuestra campaña de defensa y complementa la capacidad de investigación para que nuestro trabajo siga su curso.

Por lo tanto doy las gracias por este premio. Espero con interés trabajar con ustedes, en los próximos meses, en la lucha para terminar con el asesinato de los practicantes de Falun Gong por sus órganos.


[1] Article 27, Clinical Application of Human Organ Transplant Technology Management Interim Provisions
[2] Jim Warren China moving rapidly to change transplant system Transplant News, September 2007
[3] "China's Organ Reforms", China Daily, August 26, 2009
[4] Shahar Ilan, With top rabbis' blessing, Knesset approves organ donation, Haaretz 24/03/2008
[5] Wang Changmin, Medical Doctors Brokering Organ Transplants Will be Banned from Visiting Taiwan Liberty Times in Taiwan, 10/26/2007
[6] Hospitals ban Chinese surgeon training, The Sydney Morning Herald, December 5, 2006

David Matas, en un abogado internacional de derechos humanos con sede en Winnipeg, Manitoba, Canadá

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