Hoy se marca el décimo aniversario de la persecución más sistemática a un grupo desde la persecución Nazi a los Judíos. Como vice–presidente del Parlamento Europeo y miembro durante mucho tiempo del Comité de Asuntos Exteriores, he hecho campaña durante tres años para atraer la atención a la brutal y sistemática persecución por parte del régimen chino a los practicantes de Falun Gong, un movimiento espiritual de la escuela Buda, con un promedio de 70 – 100 millones de simpatizantes tan sólo en el año 1999. Son perseguidos, simplemente porque Falun Gong es popular, por el más paranoico, brutal y arbitrario régimen en la historia del mundo, el cual ha asesinado a 70 millones de su propia gente, de los cuales 38 millones han sido de inanición premeditada.
Le escribo para animarlo a iniciar una investigación al sistemático proceso de encarcelamiento sin juicio, intensas torturas y el asesinato de miles de personas inocentes bajo tortura. Esto va más allá de la crueldad del hombre por el hombre mismo: asciende a genocidio bajo el artículo 2 de la Convención de Genocidio. La era de la impunidad ha terminado y los que saben lo que está sucediendo en China esperan que usted tome medidas.
Felix Frankfurter, juez de la Suprema Corte de los Estados Unidos dijo, cuando el polaco Jan Karski contó en 1942 lo que estaba sucediendo en los campos de muerte Nazi, “Yo no digo que este joven esté mintiendo, digo que soy incapaz de creerle. Es la diferencia.” Señor Secretario General, existe demasiada evidencia de genocidio en China, si tan sólo se molestara en mirar, o escuchar a los Relatores de las Naciones Unidas sobre tortura y libertad de culto religioso.
Falun Gong es un movimiento de meditación espiritual que hace eco a las tradicionales creencias chinas, donde los seres humanos están conectados con el universo a través del cuerpo y la mente. El Partido Comunista Chino lo describe como un “culto”, mientras que la jurisprudencia internacional sugiere que un “culto” debe incluir un compromiso financiero, la alienación de la familia, una organización disciplinaria, lavados de cerebro, comportamiento anti-social, etc. de los cuales ninguno aplica a Falun Gong. Como todos los grupos de chigong (ejercicio espiritual), Falun Gong tiene un ‘maestro’ cuyo libro de ejercicios se publicó en el año 1992 y que en la actualidad es el único compromiso financiero en total.
Mi campaña comenzó en mayo del año 2006, cuando visité China en una misión para encontrar hechos para la preparación de un reporte sobre los derechos humanos y la democracia para el Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo. En Beijing, bajo un gran riesgo personal por parte de mis dos entrevistados, dos ex prisioneros, los practicantes de Falun Gong: Cao Dong y Niu Jinping. Posteriormente Cao Dong fue arrestado y condenado por “haberse reunido con un distinguido extranjero”. Fue enviado a la prisión Tianshui, donde fue torturado para que renunciara a sus convicciones religiosas y denunciara su encuentro conmigo. Niu Jinping apeló a mí a favor de su mujer, Zhan Lianying, quien permanece en el Campo De Trabajo Forzado Para Mujeres en Beijing desde Junio del año 2005, y allí fue severamente torturada, tanto así, que padeció un coma en Abril del año 2007. Posteriormente fueron encarcelados otra vez como parte de una detención grupal pre Olímpica de Beijing.
Otro de mis contactos fue el abogado cristiano de derechos humanos Gao Zhisheng, en algún tiempo conocido como la “conciencia de China”, quien representó a varios practicantes de Falun Gong después de su investigación sobre la persecución en el año 2005. Muy famoso en China por denunciar públicamente al régimen, especialmente por corrupción, escribió una carta abierta al Parlamento Europeo a través de mí persona en septiembre del año 2007 y otra al Congreso de los Estados Unidos. Fue sentenciado a diez años de prisión bajo el cargo de “subversión”. Después de haber sido liberado temporalmente bajo arresto domiciliario, fue re-encarcelado y tan severamente torturado en el año 2008, que trató de suicidarse dos veces. Después de que su esposa e hijo escaparan a través de Tailandia hacia Estados Unidos en Enero del presente año 2009, Gao fue secuestrado por comandos de seguridad y actualmente se desconoce su paradero.
El amigo de Gao, Hu Jia, un activista pro medio ambiente, fue otro de mis contactos que fue detenido y encarcelado en el año 2008 después de dar evidencia vía telefónica al Comité de Derechos Humanos del Parlamento Europeo. Luego fue galardonado con el SaJarov, Premio Anual del Parlamento Europeo de la Libertad de Expresión. La esposa de Hu Jia, Zeng Jinyan, fue nombrada una de las 100 personas más importantes de la tierra por la Revista Time por sus bitácoras (blogs) en apoyo a las actividades de Hu Jia.
Estos son algunos ejemplos, traídos de mi propia experiencia, pero demuestran la extensión de la paranoia y la brutalidad del régimen comunista en contra de cada actividad que pudiera amenazar o desestabilizarlo.
El 25 de Abril de año 1995, 10.000 practicantes de Falun Gong pasaron un pacífico día de protesta en Beijing después de la brutalidad policiaca contra unos practicantes en la ciudad de Tianjin: personas presentes comentaron que este evento fue en su mayoría organizado por las fuerzas de seguridad como una justificación para que la persecución diera comienzo.
Los practicantes de Falun Gong son generalmente encarcelados bajo “detención administrativa” sin juicio alguno: frecuentemente se rehúsan a dar sus nombres para proteger a sus familias. Como miembros de un prohibido “culto demoniaco” padecen de severos tratamientos en particular, frecuentemente a manos de los demás prisioneros e incluso de prisioneros de Falun Gong que se hayan retractado (para demostrar su rechazo a la práctica). Ex-prisioneros con los que me he encontrado, habiéndose retractado de inmediato, sufrieron de privación del sueño por un par de semanas, luego forzados a permanecer inmóviles durante varios días, siendo aguijoneados con objetos filosos para mantenerlos despiertos, seguido de progresivos tratamientos brutales que incluyen bastones eléctricos –siempre en los genitales- excremento y golpizas en general. Zhang Lianying, quien padeció de un coma, me escribió una lista de las 50 torturas que sufrió, las cuales presenté a los Relatores para la Tortura y Libertad Religiosa de las Naciones Unidas, el Dr. Manfred Nowak y la Sra. Asma Jahangir, con quienes me he reunido en varias ocasiones: http://www.boycottbeijing.eu/resources/Nowak+and+testimony+080708.pdf
Manfred Novak cree que dos tercios de los que padecen los “campos de reeducación a través del trabajo” que en China son prisiones que toman como modelo a los gulags de la Unión Soviética, son practicantes de Falun Gong. En testimonio al Congreso de los Estados unidos este año, el Sr. Harry Wu, un antiguo preso y ahora director del Centro de Investigación Laogai de Nueva York, cree que existen unos 900 de tales campos con un promedio de 3-6 millones de encarcelados. Los practicantes de Falun Gong del extranjero, mantienen contacto con los prisioneros y registran su tortura y torturadores si pueden ser identificados: existen registros de más de 3.000 que han sido torturados hasta la muerte desde el año 1999.
De particular preocupación es que solamente los de Falun Gong –quienes no fuman ni beben- son rutinariamente examinados en prisión con pruebas de sangre y presión: esto no es por su bienestar. Ellos se convirtieron así en la fuente principal del comercio lucrativo de trasplante de órganos vivos del Ejército de Liberación del Pueblo: más de 40.000 trasplantes adicionales inexplicables se han registrado recientemente en China desde el año 2001. Aunque utilizar partes del cuerpo de prisioneros ejecutados es rutina en China, (solamente en una provincia existen 16 buses especialmente convertidos en destripadores) muchos creen, como yo, que muchos prisioneros de Falun Gong son capturados por las partes de sus cuerpos. Ciertamente, Cao Dong me comentó que luego de que su mejor amigo despareciera de la celda de encarcelamiento una tarde, vio su cadáver en la morgue con agujeros donde partes de su cuerpo habían sido extirpadas.
Diez años después, la campaña de brutal represión a Falun Gong –práctica una vez alentada por Beijing por el bienestar reportado que experimentan sus partidarios- no muestra signos de alivio. En mi opinión, la persecución a Falun Gong asciende a genocidio bajo el artículo 2 de la Convención de la Prevención y Castigo del Crimen de Genocidio:
“Cualquiera de los siguientes actos cometidos con el intento de destruir, en total o en parte, un grupo nacional, étnico, racial o religioso, tales como: la matanza a miembros del grupo; causando daños físicos o mentales a los miembros del grupo; infligiendo deliberadamente las condiciones de vida preparadas para producir su destrucción física en su totalidad o en parte;”
Está claro que Falun Gong es para el régimen Comunista lo que los judíos eran para la Gestapo. Aunque millones fallecieran en los gulags de inanición, no fue a causa de una sistemática tortura y matanza como sucede en la China actual.
En su calidad de Secretario General de Las Naciones Unidas, y en este décimo aniversario, le animo a tomar medidas para poner fin a la persecución de Falun Gong en China.
Edward McMillan-Scott, Miembro del Parlamento Europeo Yorkshire & Humber del Reino Unido, Vice-presidente Conservador del Parlamento Europeo.
Traducido del inglés al español por Alix Rovi y Lucía Aragón